Sea cual sea tu tipo de piel, esta barrera natural del cuerpo se enfrenta a muchos factores agresores al día. Pueden ser naturales (el sol o el frío) o por culpa del hombre (la contaminación atmosférica). Estos factores agresores pueden desequilibrar la piel seca y dañar la barrera hidrolipídica, fundamental para mantener la piel hidratada.
Para proteger la piel, es necesario que tú te protejas frente a:
El sol: los rayos ultravioleta pueden destruir la elastina y las fibras de colágeno de la piel, lo que se traduce en flacidez y la aparición de arrugas. Por no mencionar que demasiada exposición a los rayos ultravioleta aumenta significativamente el riesgo de padecer cáncer de piel.
Condiciones meteorológicas: el frío, el viento y el aire seco son factores externos que deshidratan la piel. Las personas con la piel seca deben evitar estos entornos siempre que sea posible.
Contaminación atmosférica: todas las partículas finas del aire provocan un daño oxidativo que acelera el envejecimiento de la piel.
La protección de la piel es muy importante porque se trata del órgano más grande de nuestro cuerpo. Compuesta por la epidermis, dermis e hipodermis, nos protege del exterior durante toda nuestra vida. Por eso resulta tan importante cuidarla y protegerla de los muchos factores externos que pueden dañarla.
Por supuesto, la propia piel es capaz de implementar mecanismos de defensa eficaces por sí misma. Por ejemplo, aumenta la producción de melanina cuando se expone mucho a la luz ultravioleta. Sin embargo, esto puede no ser suficiente si se dan varias agresiones o si son muy frecuentes. Para que la piel no pierda su capacidad de retener el agua, lo que podría derivar en una piel seca, tienes que actuar sobre cada una de las causas para protegerla.
Por supuesto, todos los productos para la piel que utilices deben estar específicamente diseñados para cubrir las necesidades de la piel seca. Por tanto, resulta crucial elegir los productos adecuados. Deberán ser suaves y no abrasivos.
Te recomendamos optar por productos hidratantes y nutritivos que contengan ingredientes como la manteca de karité, la glicerina o el ácido hialurónico. Así podrás combatir con eficacia la sequedad sin agredir la piel.
Pese a que puede haber muchos agentes agresores externos, una buena rutina de cuidado de la piel y unos buenos hábitos pueden marcar la diferencia. Lo primero y lo más importante, la barrera protectora de tu piel, en este caso seca, necesita toda tu atención.
A diario, utiliza una hidratante, evita los baños muy calientes y bebe suficiente agua. Si combinamos todas estas pequeñas acciones, conseguiremos una profunda hidratación y una protección de nuestra piel en todo momento. Tu piel estará hidratada, radiante y lista para enfrentarse a cualquier problema.